PROYECTOS #2

La cama, espacio donde descansamos, pensamos, imaginamos. Nos acostamos en la realidad y despertamos en la ficción. Es la frontera que separa lo lógico de lo irracional, el tiempo se desvanece y pierde todo su sentido, el pasado presente y futuro son uno solo.

La cama es aquel lugar propio que almacena nuestras huellas, recuerdos, donde creamos un vínculo de sensaciones y emociones.

¿Qué pasaría si este espacio deja de ser personal y pasa a ser público? ¿Se formaría más de un vínculo entre ese espacio y las personas que han pasado por él? La cama puede ser ese camino por el que mucha gente pasa y muy pocos se detienen a apreciarlo, a ver qué contiene, qué nos ofrece. ¿Nos gusta o no nos gusta ese camino? ¿Preferimos pasarlo acompañado? ¿O tomar otro camino?

Cuando entramos en internet, vemos una película, jugamos un videojuego, descansamos de la realidad para apreciar lo virtual, lo ficticio. Sin Embargo esa ficción es creada a partir de la realidad. Entramos en un sueño donde no siempre podemos controlar lo que sucede.
Esto es exactamente igual que cuando soñamos, nos tumbamos en la cama y cuando soñamos entramos en un mundo de ficción, irreal creado a partir de las realidades que percibimos. Podemos manipular hasta cierto punto lo que sucede en nuestro sueño, otras veces somos totalmente pasivos ante una corriente de sucesos. 

Es por tanto la cama algo más que un simple lecho, es un trampolín o un portal entre las realidades que percibimos y las realidades ficticias de nuestra mente.


Pasamos un tercio de nuestras vidas en la cama, podríamos vincular la cama a nuestro hogar, donde dormimos es donde vivimos, pero ¿Vivimos donde dormimos?




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